El bolo
El Bolo es un producto artesanal elaborado en los pueblos de interior en la época del año dedicada a la matanza.
Historia del bolo
El frío del invierno siempre ha anunciado la llegada de la época de las matanzas. Era el momento de llenar la despensa para hacer frente a la nieve y a otros caprichos meteorológicos que incomunicaban a masías y pueblos durante largas semanas. Con las matanzas, los masoveros y masoveras se aseguraban una buena cantidad de carne fresca y embutidos con los que superar el invierno, consiguiendo alargar la duración de los mismos al utilizar técnicas como el salazón, el ahumado o las conservas en aceite.
Su origen se remonta a hace más de 200 años. ‘Mi abuela ya lo cocinaba, y nuestros antepasados también…’ es la frase que más repite la gente mayor cuando les preguntamos por la procedencia de este preciado producto. El Bolo les permitía utilizar todos los recursos que el cerdo les ofrecía; la sangre y la grasa eran parte de éstos. También se disponía de pan, arroz, queso, especias y cebollas. En definitiva, era una cuestión de emplear todos los productos que tenían y mejorar su subsistencia con un alimento fresco y de primera calidad.
A los productos ya muy conocidos como el jamón, el salchichón, los chorizos y las longanizas, se les unen otros de igual o mayor artesanía. Nuestro producto estrella, el Bolo, así como la güeña o el frito, son elaboraciones de matanza con un sabor y una calidad única y propia de nuestra tierra y de nuestros orígenes.